El voluntario apoya en actividades como: caminata, dialogo con las residentes, terapia ocupacional y física.
Para que la adulta mayor tenga una vida digna y de mejor calidad, debe tener una alimentación apropiada; libre de grasas, carbohidratos en algunos casos, sal y otros condimentos que pueden provocar trastornos intestinales y estomacales. La ropería es propia para cada tiempo del año, lo que ayuda para evitar enfermedades respiratorias y circulatorias.
Una atención médica personalizada ayuda a prevenir enfermedades recurrentes y a mantener una salud física favorable dentro de las propias limitantes de cada adulta mayor que le permite tener una vida independiente.
Las terapias son importantes tanto para mantener un estado de salud física y mental que permite a la residente tener una vida activa, sentirse útil y principalmente estar contenta la vida que Dios le concede.